Un paisaje de fantasía mística del este asiático inspirado en las etapas del bosque de Yoshi, reimaginado en un exuberante y mágico valle de caña de bambú. El terreno presenta suaves caminos de musgo, plataformas de piedra antiguas con forma de tortugas guardianas, y puentes de madera flotantes suspendidos por cuerdas de seda roja. En el centro se erige un altar sagrado con un huevo de dragón brillante anidado en un pedestal de loto. Pétalos de flor de cerezo flotan en el aire y una suave niebla matutina cubre el suelo. Majestuosos pinos y hongos gigantes crecen a lo largo de los acantilados, brillando débilmente con bioluminiscencia. El cielo es turquesa brumoso y las montañas distantes se desvanecen en capas de nubes. El entorno es sereno, encantado y lleno de juguetona mezcla de misterio.